miércoles, mayo 13, 2009

iSELECTBOWIE

David bowie se une a la cultura "i" y edita un cd llamado iSELECTBOWIE, que incluye canciones fabulosas de las que el mismo habla:


He escogido para esta antología doce de mis canciones de las que creo que no me he cansado nunca. No son de las más conocidas aunque muchas aún se cantan en mis conciertos y, casi siempre, soy yo mismo el que lo hace. Empecemos por un éxito.

1. Life On Mars?
Una canción muy fácil. Ser joven era fácil. Un día verdaderamente hermoso en el parque, sentado sobre los escalones del quiosco de música: “Sailors la-la-la, la-la-la-la”. Una heroína anómica (que no “gnómica”); el éxtasis de la clase media. Fui dando un paseo a Beckenham High Street para coger un autobús hasta Lewisham y comprar unos zapatos y unas camisas, pero no podía quitarme aquella melodía de la cabeza. En la segunda parada salté del autobús y casi galopando volví a mi casa de Southend Road. Mi estudio era una gran sala vacía con una chaise lounge, un biombo art nouveau comprado a precio de ganga (Un ‘William Morris’, le decía a todo el que me preguntaba), un enorme y rebosante cenicero y un piano de cola. Poco más. Comencé a trabajar en el piano y al terminar la tarde ya tenía toda la letra y la melodía completas. Estupendo. Un par de semanas más tarde Rick Wakeman se pasó por allí y embelleció la parte del piano, y el guitarrista Mick Ronson hizo uno de sus primeros y mejores arreglos de cuerda para esta canción. Una canción que ahora se ha convertido en cita obligada de mis directos.

2. Sweet Thing / Candidate / Sweet Thing
No pude conseguir que la viuda de George Orwell me cediera los derechos para la representación teatral de 1984. Como ya llevaba escritas tres o cuatro canciones hice un rápido viraje y reciclé la idea en ‘Diamond Dogs’: punks adolescentes con oxidados patines que viven en los tejados de la distópica Hunger City; un paisaje post-apocalíptico. Un tema central para esta aspirante a producción teatral iba a ser ‘Sweet Thing / Candidate / Sweet Thing’ que escribí usando el método del cut up de William Burroughs. Se escribe un párrafo o dos describiendo diversos temas para crear una especie de lista de ingredientes de la historia, y luego se cortan las oraciones en secciones de cuatro o cinco palabras; se mezclan y se vuelven a unir. Se obtienen combinaciones de ideas bastante interesantes así. Pueden utilizarse tal cual, o si se tiene la necesidad imperiosa de no perder el control, recuperar estas ideas y escribir secciones completamente nuevas. Trataba de crear un mundo libertino que podría haber sido habitado por los personajes de Kurt Weill o de John Rechy: ese tipo de atmósfera. Un puente entre el Beckenham de Enid Blyton y el Nueva York de The Velvet Underground. Aunque sin Noddy. Me pareció evocador vagar entre la melodía melodramática de “Sweet Thing” y el sonido sucio de ‘Candidate’ y a la inversa. Por alguna razón poco clara (¿qué tiene de nuevo?) dejé de cantar esta canción a mediados de los años setenta. Aunque nunca he tenido la paciencia o la disciplina para terminar un musical aparte de los rock show por los que se me conoce, tengo claro qué intentaría crear si lo hiciera. Nunca he sido entusiasta de los musicales tradicionales. Me cuesta horrores creerme un dialogo cuando, de repente, se convierte en canción. Una de las pocas personas que ha podido hacer este trabajo en obras como ‘Assassins’ o ‘Sunday in the Park with George’ ha sido Steven Sondheim. Prefiero introducir piezas cantadas donde haya poco o, incluso, nada de diálogo. ‘Sweeny Todd’ es un buen ejemplo. Como lo son ‘Peter Grimes’ y ‘The Turn of the Screw’, ambas óperas de Benjamin Britten, o ‘The Rise and Fall of the City of Mahagonny’ de Kurt Weill. Qué maravilla poder hacer algo así.

3. The Bewlay Brothers
La única pipa que jamás he fumado fue una Bewlay barata. Se trataba de algo común a finales de los sesenta y para esta canción usé Bewlay como apellido en lugar del mío. No era únicamente una canción sobre la solidaridad, así que no quería que pudiese malinterpretarse usando mi verdadero nombre. Dicho esto, no sabría cómo interpretar su letra más allá de sugerir en ella diferentes niveles de fantasmas. Así que se trata de un palimpsesto. Apenas recuerdo las circunstancias de la grabación. Sé que era tarde y que estaba conmigo mi productor, Ken Scott, el resto de músicos se había ido a dormir. A diferencia del resto de “Hunky Dory”, que ya había compuesto antes de alquilar el estudio, esta canción no estaba escrita de antemano y sentía que debía grabarla de inmediato en cuanto me fuera posible. Tenía un montón de palabras que había escrito durante todo el día. Me había sentido distanciado e inestable toda la tarde, dándole vueltas a algo. Puede que fumase algo en mi pipa Bewlay. Recuerdo claramente que la emoción me embriagaba. Creo que lo terminamos todo en una noche. Es probable que terminase bebiendo en ‘El sombrero’ de Kensington High Street quizás en el destartalado Club “La Chasse” de Wardour Street. ¡Genial!

4. Lady Grinning Soul
El piano de Mike Garson comienza con la más ridícula y tópica recreación de un número exótico de music-hall de finales del XIX. Puedo ver ahora las poses plastiques como si mirase a través de un bar lleno de humo. Los abanicos, castañuelas y mucho encaje negro español, poco más. Sexy, ¿no? ¿Y para usted, Madam? Esta canción fue escrita para una chica maravillosa a quien no he visto desde hace más de treinta años. Cuando la escucho aún tiene veinte años, por supuesto. Una canción que te acerca tentadoramente al pasado, tanto que casi puedes llegar a tocarlo. El sonido de los fantasmas de nuevo.

5. Win
No se trata, aunque no lo creáis, de una oda a Winifred Atwell, aunque casi me gustaría que lo fuera, pues fue una auténtica ganadora. En los años cincuenta en Inglaterra era prácticamente imposible para un chico de diez años escuchar boogie-woogies y rags a menos que Winifred los tocara en su ‘otro’ piano. En su casa, en Trinidad, había sido criada con el blues y el r&b, tocando para los soldados estadounidenses que tenían su base en lo que ahora es el aeropuerto principal. Winnie fue la primera artista negra en vender un millón de copias en el Reino Unido. Fue una superventas. No, esta canción trata sobre, eh… ganar. David Sanborn al saxo. Estaba experimentando con efectos de sonido en aquel momento y me hubiera gustado que hubiese profundizado en ese mundo, pero prefirió hacerse rico y famoso. Así que, realmente, ganó, ¿no?

6. Some are
Una pequeña y tranquila pieza que Brian Eno y yo escribimos en los años setenta. Los aullidos de lobo del fondo son difíciles de percibir de forma inmediata, a no ser que seas un lobo. Son casi humanos, espeluznantemente hermosos. La imagen del ejército napoleónico que regresa derrotado dando tumbos por Smolensk. Encontrando los cadáveres insepultos de sus camaradas abandonados tras el primer avance a Moscú. O, quizás, un muñeco de nieve con una zanahoria como nariz, la entrada arrugada de una entrada del Crystal Palace Football Club a sus pies. Weltschmerz, de hecho. Envíenos las fotos de sus hijos y expondremos las mejores la semana que viene.

7. Teenage Wildlife
Bueno, la mañana se termina y estoy pensando: "Una nueva canción y un nuevo enfoque. Ya sé, voy a hacer un Ronnie Spector. ¡Oh, sí lo haré! Sucedáneo, sólo por un día". Y lo hice y aquí está. Bendita sea. Aún hoy sigo enamorado de esta canción y os la cambio por dos ‘Modern love’ cuando queráis. Me parece además muy gratificante de interpretar sobre un escenario. Tiene algunos bonitos e interesantes pasajes que pueden levantarte el ánimo, un buen obstáculo con el que lidiar en directo. Resulta irónico que la letra hable de echar un vistazo a la vida sin mirar demasiado lejos ni pensar en los problemas del futuro. La letra podría haber sido un consejo a un hermano menor o al adolescente que fui. Las guitarras en este tema forman un pequeño e incisivo duelo entre los grandes Robert Fripp y mi viejo amigo Carlos Alomar.

8. Repetition
Gracias al bagaje clásico de los instrumentos, el violín de Simon House suena con autentica vena gótica en esta grabación. Hay un adormecimiento en toda la sección rítmica que trato de duplicar con una voz inexpresiva, como si estuviera leyendo un informe en lugar de ser testigo de algo. Me resultaba bastante fácil de hacer. Decidí escribir algo sobre el espantoso tema del maltrato a mujeres en forma de breve drama. Había conocido más casos de este tautológico comportamiento de los que me hubiera gustado, y no era capaz de imaginar cómo alguien podía golpear a una mujer, no sólo una vez sino muchas, muchas veces.

9. Fantastic Voyage
De este tema, se podría decir que es casi pintoresco. Tiene un marcado aire de espectáculo de variedades de los años cincuenta (una nota al margen, si me hubiera encontrado en la situación de los Rolling Stones de mediados de los sesenta, seguro que hubiera subido al escenario giratorio del espectáculo de variedades Saturday Night at the London Palladium. Los Stones se negaron a actuar en el carrusel con el resto de artistas al final del programa por creer que esto no encajaba con su imagen de rebeldes. También me sorprendió leer que la artista estadounidense Judy Garland se negó a que le dieran una vuelta en el escenario, alegando que tenía demasiados problemas emocionales. Quién sabe. Yo hubiera empujado tímidamente a Jimmy Tarbuck para subir al escenario. Recuerdo lo contenta que estaba mi madre la primera vez que pusieron este programa en la televisión en 1955. Mi padre había comprado una tele con motivo de la coronación de la princesa Isabel en 1953, y esto nos abrió rápidamente la puerta a un nuevo mundo. Por lo visto, Guy Mitchell era un elemento interesante de ese mundo, ya que mi madre se volvió loca como una adolescente cuando apareció en la pantalla cantando ‘She Wears Red Feathers and a Hula Hula Skirt’). La estructura de acordes de esta canción (me refiero a ‘Fantastic Voyage’, no a ‘She Wears Red Feathers etc.’) aparecía en el álbum ‘Lodger’ de dos formas distintas. Primero, tal y como se muestra aquí, y después como se encuentra en ‘Boys Keep Swinging’ (¡de verdad que eran trajes de hombre!). Pero tanto el tempo como la melodía principal han sido rescritas. Volví a hacerlo en el disco ‘Scary Monsters and Super Creeps’. No salió nada. Pensándolo ahora, Guy Mitchell habría hecho esta canción fantásticamente bien.

10. Loving The Alien
Estoy intentando encontrar una palabra poco manida para la presentación de cada canción, pero para este tema no he encontrado ninguna. Y aunque parezca sorprendente, esta canción no es otra oda a los marcianitos verdes. ¡Ah!, “reincidencia”, esa podría valer.

11. Time Will Crawl
Hay una serie de canciones que he grabado a lo largo de los años por una razón u otra (aprieto los dientes) y que a menudo he querido volver a grabar más adelante en algún momento. Este tema del álbum ‘Never Let Me Down’ es una de esas canciones. He sustituido la batería electrónica por una batería real, he añadido cuerdas chisporreteantes y la he remezclado. Me encanta esta nueva versión, con sus tonos de Neil Young de Shortlands. Ah, para volver a hacer el disco entero. Una tarde de sábado de abril de 1986, me encontraba con otros músicos en una grabación en los estudios de Montreux en Suiza. Hicimos un descanso. Hacía un día precioso, y salimos a un pequeño jardín enfrente de un lago y de los Alpes. Nuestro ingeniero, que estaba escuchando la radio, salió corriendo del estudio y gritó: ¡Se ha liado la de Dios en Rusia!. Los informativos suizos habían cogido una emisora de radio noruega que gritaba, para quien pudiera escuchar, que una enorme masa de nubes se expandía desde la Madre Rusia, y que, en efecto, no eran nubes que fueran a descargar lluvia. Esta fue la primera noticia que se tuvo en Europa de la demoníaca estación de Chernóbil. Llamé por teléfono a un amigo escritor que se encontraba en Londres, pero no había escuchado nada. Pocas horas después, la historia empezó a saltar a los titulares. Durante aquellos primeros momentos, sentí una especie de claustrofobia por ser consciente de que era uno de los pocos testigos de un acontecimiento de tal magnitud. Durante los meses siguientes, mi mente creó un complejo crisol de impresiones. Provocadas por esta locura, cualquiera de ellas podría haberse convertido en una canción. Opté por aunarlas todas en ‘Time Will Crawl’. La última frase rima.

12. Hang On To Yourself (live)
Ziggy and the Spiders habían dado alrededor de cincuenta conciertos en el Reino Unido en total, y la actuación de Santa Mónica del 20 de octubre de 1972 sería nuestro espectáculo número 12 en los Estados Unidos. A pesar de que la calidad dejaba mucho que desear, y que la batería y el bajo estaban mezclados de cualquier manera, espero que al escucharla se pueda sentir nuestra emoción al presentar a la banda al público por primera vez. Me tuve que colocar en el centro del escenario con la misma facilidad que lo hubiera hecho un viejo actor del Bromley Repertory, pero en realidad estaba como un flan. Era nuestra primera retransmisión en una radio americana, así que era algo importante. Metimos la pata muchísimo esa noche, pero era difícil estar más contentos y más orgullosos. A veces, para mejorar una situación hay que echarle un par. Algo asombroso de Mainman, mis managers de entonces, es que en los 18 meses de vida de Spiders (y, de hecho, después tampoco) nunca nos organizaron una actuación en ningún lugar de Europa donde Ziggy fuera un monstruo proverbial. Ni giras, ni actuaciones. Ni siquiera en París. Nunca logré entender por qué. En aquel momento, aquello me afectó bastante, pero ahora me doy cuenta de lo ingenuos y lo poco preparados que estaban mis managers para un trabajo tan importante como aquél.

Salud Oz!

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